lunes, enero 18

mosquito

hace dos, tres días
me pedías que no nos tiráramos
a chantas
que no repitiéramos el cassettito
de las cosas lindas
que no nos achancháramos
en la vida conyugal del noviazgo.
posta, pensé.
estoy de acuerdo, puede que haya dicho
desde entonces, te dije las cosas más lindas
creo
todas las cosas.
hoy me contaste algo
que no estabas segura de contarme
y fue como un baldazo
de dudoso contenido
fundiendo todo el ámbar.
¿sabías que el ámbar es
lo que recubre muchas veces los fósiles?
cuando se solidifica, se convierte en esa piedra
color caramelo
que atrapa a los mosquitos de hace miles o millones de años
para que miles o millones de años después
nosotros podamos verlos, y decir
mirá que loco, este mosquito tiene miles o millones de años
bueno, eso es el ámbar. lo aprendí
hace un tiempo, en realidad lo recordé
leyendo un libro de Carlito Azevedo.
creo que lo sabía desde siempre.
estaba en el baldazo
creo
que fundió todo el ámbar
y dejó el fósil, todavía vivo
muy vivo
claro que vivo
del mosquito
dejó al mosquito desnudo, en carne viva
con la sangre robada
todavía caliente
casi palpitante en su interior
todavía
y ese mosquito
como todos los mosquitos
me despierta
cuando debería estar durmiendo
y en lugar de pegarle una piña
o aplastarlo de un manotazo, me levanto
obediente
a escribir el poema que pueda
ser
el mosquito en carne viva

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