domingo, agosto 13

hoy no vine
a romperla
no como todas
las otras veces, no
hoy es distinto

hoy no vine a romperla
ni a romper nada, absolutamente
nada que romper

me gusta golpearme
o lastimarme por accidente.
me sentí completa cuando me corté el dedo
con un cuchillo dentado
que se zafó mientras cortaba pan
duro para hacer tostadas.
el tajo era profundo, cuando logré
que dejara de sangrar
y se me fuera el susto, supe

hay días en los que no hago
nada, absolutamente
nada que romper.
hay otros días en los que tomo
decisiones importantes
como aprender a sacar fotos
o conocer
México antes de los veinticinco.

la foto más bella era esa
del nene con la cara pintada
la más bella por el brazo
que lo agarra, que no tiene cuerpo
es sólo el brazo
agarrando al nene, como si el nene llevara
un brazo que lo agarra

hoy no vine
a romperla, ya no sé
qué se puede romper
y qué se debe
romper
últimamente tengo problemas
a la hora de identificar
las cosas que no están rotas
hoy no vine a romperla
ni a romper
nada, absolutamente nada que romper
porque las cosas que importaban
ya las rompimos
la poesía me enseñó
que las cosas más hermosas
son las que están rotas
que me gustan
las cosas a las que les falta algo
como las empanadas a las que ya
les comiste una punta
los alfajores que muestran su interior
a través del rastro de una mordida
o los brazos a los que les falta
un cuerpo
la poesía me enseñó
que no hay que tener miedo
de romper las cosas
porque las cosas rotas siguen hablando
como ese cartel en la calle Zapiola
que alguien rompió y ahora dice
piola

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