I
cada tanto pienso en Clara.
Clara se fue
hace siete meses
al culo del mundo.
vuelve en tres meses
a Mar del Plata
Buenos Aires
Argentina, que es
otro culo del mundo.
es como su casa y la mía, a una
hora de bondi
una de la otra, ambas
en el culo del mundo.
dos culos distintos, eso sí.
II
ahora Clara está en un país
que yo no sabía que existía
hasta que me dijo que se iba ahí.
en ese país, la gente es
chinoide.
pero no chinoide de los amarillos
sino más bien tostaditos.
antes de que se fuera jodíamos
y decíamos que eran chinos negros.
obvio que no, igual, pero son
lo más parecido a un chino negro
que mi mente pudo concebir.
III
en ese país la gente tiene nombres
que nunca podré pronunciar, ni recordar
ni leer.
IV
la lengua del país que abrió
sus puertas a Clara
es silabaria.
¿qué significa
que una lengua sea
silabaria?
bueno, es largo
pero básicamente significa
que no la vas a aprender
jamás
nunca
de los jamases.
V
Clara está en un lugar donde existe
“la gente del Partido”.
donde hay elefantes y otros bichos
más pequeños pero igual de exóticos.
donde hablar de la colonia implica
67 años de flashback y no
200.
VI
Clara está en un lugar
que es otro mundo
y yo estoy acá
y sin embargo, capaz veo un pasto
o una mariposa medio loca
o me agarra la lluvia a mitad de camino y me baña
y pienso
guau,
still the
same world.
y me siento más cerca de Clara
que cuando chateo.
(no más cerca
que esa vez que videollamamos
porque esa vez que videollamamos había
de fondo
una mariposa o una polilla o algo
conocido y con alas
y eso fue estar cerca).
me siento más cerca que cuando sé
qué es de su vida,
aunque ella no sepa
porque la distancia son sólo kilómetros
y la lluvia no me da
ganas de llorar
porque allá y acá llueve igual y eso sí,
esa proximidad sí
que es de otro mundo
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